quinta-feira, 11 de setembro de 2008

Poemas de Pablo Neruda

De Incitación al nixonicidio y alabanza a la revolución chilena (1973)

XXXVIII. Yo no me callo

Perdone el ciudadano esperanzado
mi recuento de acciones miserables
que levantan los hombres del pasado.

Yo predico un amor inexorable.

Y no me importa perro ni persona:
sólo el pueblo es en mí considerable:
sólo la Patria a mí me condiciona.

Pueblo y Patria manejan mi cuidado:
Patria y pueblo destinan mis deberes
y si logran matar lo levantado

por el pueblo, es mi Patria la que muere.

Es ése mi temor y mi agonía.

Por eso en el combate nadie espere
que se quede sin voz mi poesía.

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De Las piedras de Chile (1961)

Piedras de Chile

Piedras locas de Chile, derramadas
desde las cordilleras,
roqueríos
negros, ciegos, opacos,
que anudan
a la tierra los caminos,
que ponen punto y piedra
a la jornada,
rocas blancas
que interrumpen los ríos
y suaves son
besadas
por una cinta
sísmica
de espuma,
granito
de la altura
centelleante
bajo
la nieve
como un monasterio,
espinazo
de la más
dura
patria
o nave
inmóvil,
proa
de la tierra terrible,
piedra, piedra infinitamente pura,
sellada
como
cósmica paloma,
dura de sol, de viento, de energía,
de sueño mineral, de tiempo oscuro,
piedras locas,
estrellas
y pabellón
dormido,
cumbres, rodados, rocas:
siga el silencio
sobre
vuestro
durísimo silencio,
bajo la investidura
antártica de Chile,
bajo
su claridad ferruginosa